CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
NOTIFICACIÓN sobre
algunos escritos del RVDO. P. MARCIANO VIDAL, C.Ss.R.
Esta es la notificación oficial de la Iglesia sobre el "moralista" Marciano Vidal y la gran cantidad de errores que contienen sus enseñanzas en sus famosos libros. Claramente o corresponden a la enseñanza de la Iglesia católica.
PREÁMBULO
Una de las misiones encomendadas a la Congregación para la
Doctrina de la Fe es velar y custodiar la doctrina de la fe, para que el Pueblo
de Dios se mantenga fiel a la enseñanza recibida. Por ello, en ocasiones, debe
hacer juicio de doctrina y advertir, incluso con notificación pública, sobre
ambigüedades o errores expresados en algunas publicaciones de especial difusión
que pueden dañar la fe del Pueblo de Dios, en orden a su oportuna
rectificación. Tal notificación, a veces resulta necesaria, aun cuando el autor
se muestre bien dispuesto a rectificar o ya esté rectificando.
Después de un primer estudio del Diccionario de ética
teológica, de La propuesta moral de Juan Pablo II. Comentario teológico-moral
de la encíclica Veritatis Splendor y del libro Moral de Actitudes, tanto en la
edición original española, como en la última edición italiana del Rvdo. P.
Marciano Vidal C.Ss.R., la Congregación, a causa de los errores y de las
ambigüedades encontrados, de su difusión y, sobre todo, de su influencia en la
formación teológica, decidió emprender un estudio más profundo de las obras
citadas siguiendo el procedimiento ordinario, según lo establecido en la Agendi
Ratio in Doctrinarum Examine.
El 13 de diciembre de 1997 la Congregación para la Doctrina
de la Fe envió al Autor, a través del Rvdo. P. Joseph William Tobin, Superior
General de la Congregación del Santísimo Redentor, el texto de la Contestatio.
Ésta comprendía una introducción sobre la fundamentación cristológica de la
ética teológica, seguida de dos partes, dedicadas respectivamente a las
cuestiones de carácter epistemológico (relación entre la Sagrada Escritura, la
Tradición y el Magisterio; relación entre el teólogo y el Magisterio), y a los
errores de carácter particular (Persona-Sexualidad-Bioética; Moral Social:
Escatología-Utopía).
El 4 de junio de 1998 se recibió el texto de la Respuesta
redactada por el Rvdo. P. Marciano Vidal, ayudado por el Consejero elegido por
él, y acompañada por una carta del Superior General. La Congregación examinó la
Respuesta, considerándola insatisfactoria, y decidió ofrecer al Autor una nueva
posibilidad de clarificar su pensamiento sobre los puntos en examen. Un nuevo
texto, que comprendía algunas preguntas, fue presentado para aprobación a la
Sesión Ordinaria del 20 de enero de 1999, la cual decidió conceder al Autor los
tres meses previstos por la Ratio Agendi. El Santo Padre, en la Audiencia
concedida al Cardenal Prefecto el 5 de febrero de 1999, aprobó este modo de
proceder y el texto apenas mencionado.
El nuevo texto, acompañado de una carta, se entregó al
Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor en una reunión que
tuvo lugar en la sede de este Dicasterio (7 de junio de 1999). En esta reunión
se comunicó el resultado del examen de la Respuesta, así como la decisión de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, de carácter excepcional, de volver a
formular los puntos en discusión, con objeto de facilitar una respuesta más
puntual y precisa. Además, después de manifestar la viva esperanza de que el P.
Vidal viese la nueva oportunidad que se le concedía como una llamada a una más
profunda reflexión para su propio bien y para el bien de la Iglesia, en nombre
de la cual desarrolla su servicio de docencia teológica, se determinó que la
respuesta del P. Vidal, redactada de forma personal, inequívoca y sucinta,
debía llegar a la Congregación para la Doctrina de la Fe antes del próximo 30
de septiembre.
Informado del nuevo paso emprendido por este Dicasterio, el
P. Vidal, a través del propio Ordinario, aseguró que se atendría a cuanto la
Congregación le pedía. El 28 de septiembre de 1999 el Superior General entregó
personalmente al cardenal Prefecto el texto de la Respuesta a las «Preguntas
dirigidas al Rev. P. Marciano Vidal C.Ss.R.», junto con su parecer personal. El
texto de la segunda Respuesta fue sometido al juicio de las instancias propias
de la Congregación, según lo establecido por la Ratio Agendi.
El 10 de noviembre de 1999 la Sesión Ordinaria de la
Congregación, examinando todas las fases del estudio y toda la documentación
producida, consideró concluido el procedimiento excepcional adoptado. La
Congregación para la Doctrina de la Fe acogió con satisfacción la
disponibilidad manifestada por el Autor para corregir las ambigüedades referentes
a la procreación artificial heteróloga, al aborto terapéutico y eugenésico y a
las leyes sobre el aborto, así como su declarada adhesión al Magisterio de la
Iglesia por lo que se refiere a los principios doctrinales, pero notando que el
Autor no proponía modificaciones concretas y sustanciales a las otras
posiciones erróneas señaladas en la Contestatio, juzgó necesario preparar una
Notificación. Ésta se le presentaría al Autor en una reunión, que se convocaría
con el objeto de obtener el reconocimiento explícito de los errores y
ambigüedades señalados, y de verificar la disponibilidad para corregir los
libros, según los principios declarados por el Autor y las modalidades
establecidas por la Congregación. Además, el texto de la Notificación, completado
con una relación acerca de los resultados de la reunión con el Autor y aprobado
por la Sesión Ordinaria, debía ser publicado. Estas resoluciones fueron
confirmadas por el Santo Padre en la Audiencia concedida al Excmo. Secretario
el 12 de noviembre de 1999.
El 2 de junio de 2000 tuvo lugar la prevista reunión con el
Autor. A ella participaron el Emmo. Cardenal Prefecto, el Excmo. Secretario,
S.E.R. Mons. Antonio Cañizares Llovera, Arzobispo de Granada y Miembro de la
Congregación, que representaba a la Conferencia Episcopal Española, y algunos
Delegados nombrados por el Dicasterio. Acompañaron al Rvdo. P. Vidal el Rvdo.
P. Joseph William Tobin y el Rvdo. P. Joseph Pfab, C.Ss.R., antiguo Superior
General, elegido como Consejero para esta ocasión. Comunicada formalmente la
Notificación, y después de un sereno y provechoso diálogo tanto sobre las
cuestiones doctrinales cuanto sobre el procedimiento que había sido fijado, el
Rvdo. P. Marciano Vidal aceptó el juicio doctrinal formulado por la
Congregación para la Doctrina de la Fe, y se comprometió formalmente a
reelaborar sus escritos, según los criterios establecidos.
Informados del resultado positivo de la reunión, los Emmos.
e Ilmos. Miembros de la Sesión Ordinaria, el 14 de junio de 2000 y el 7 de febrero
de 2001, consideraron satisfactoria la adhesión del Rvdo. P. Vidal y
confirmaron las resoluciones tomadas anteriormente, es decir, que se publicara
la presente Notificación. Decidieron, además, que las ediciones de Moral de
Actitudes (incluido el volumen sobre la moral social), del Diccionario de ética
teológica y de La propuesta moral de Juan Pablo II, así como sus traducciones a
otros idiomas, anteriores a la fecha de esta Notificación no pueden ser
utilizados para la formación teológica, y que el Autor debe reelaborar,
especialmente Moral de Actitudes, bajo la supervisión de la Comisión Doctrinal
de la Conferencia Episcopal Española. La presente Notificación, con sus
disposiciones correspondientes, ha sido comunicada, por medio del Superior
General C.Ss.R., al P. Marciano Vidal, el cual la ha aceptado y firmado.
Con tal decisión, con la que no se enjuicia al Autor ni su
intención, ni la totalidad de su obra o de su ministerio teológico, sino sólo
unos determinados escritos, se trata de buscar el bien de los fieles, de los
pastores y de los profesores de teología moral tanto del presente como del
futuro, sobre todo de aquellos que han sido formados según la teología moral
del Autor o que se reconocen en las mismas perspectivas teológico-morales, a fin
de que se aparten de estos errores o lagunas en los que han sido formados o
persisten todavia, con las consecuencias prácticas que esto comporta en el
ámbito pastoral y ministerial.
NOTA DOCTRINAL
1.Valoración general
El libro Moral de Actitudes consta de tres volúmenes. En el
primero se trata de la moral fundamental.(1) El segundo volumen se divide en
dos tomos, dedicados, respectivamente, a la moral de la persona y bioética
teológica(2) y a la moral del amor y de la sexualidad.(3) El tercer volumen se
ocupa de la moral social.(4) El Diccionario de ética teológica(5) ofrece un
tratamiento más conciso de los principales conceptos y temas de la moral
cristiana.
En Moral de Actitudes se advierte la preocupación pastoral
por el diálogo con «el hombre autónomo, secular y concreto».(6) En función de
este objetivo se adopta una actitud benigna y comprensiva, atenta al carácter
gradual y progresivo de la vida y de la educación moral, y se busca una
mediación entre las posiciones consideradas extremas, teniendo presentes los
datos ofrecidos por las ciencias humanas y por las diversas orientaciones
culturales. Sin embargo, esta laudable preocupación frecuentemente no alcanza
su objetivo, porque predomina sobre aspectos que son esenciales y constitutivos
de toda presentación integral de la doctrina moral de la Iglesia;
particularmente: el uso de una metodología teológica correcta, la adecuada
definición de la moralidad objetiva de las acciones, la precisión del lenguaje
y la presentación de argumentaciones completas.
Como afirma el Autor, Moral de Actitudes está construido
sobre la «opción por el paradigma de la “autonomía teónoma” reinterpretado
desde la “ética de liberación”».(7) Él se propone llevar a cabo una revisión
personal de ese paradigma, pero no consigue evitar algunos de los errores que
contiene, que son sustancialmente los señalados por la Enc. Veritatis
splendor.(8) El Autor no logra tener suficientemente en cuenta que la razón y
la fe, aun siendo distintas, tienen un origen y un fin comunes, y que por tanto
no se relacionan entre sí sólo para delimitar de modo siempre exclusivo y
excluyente sus respectivos ámbitos de competencia, o bien para extenderlos cada
una en detrimento de la otra bajo una óptica de emancipación. La «“ratio”
normativa»(9) no se entiende como algo que está entre el hombre y Dios al modo
de un anillo que los une,(10) sino más bien como un diafragma que se interpone
entre ellos, por lo que no resulta ya posible poner en la «Sabiduría divina» el
fundamento ontológico (y, por ello, objetivo) de la competencia moral que todo
hombre indudablemente posee,(11) ni admitir que la razón moral pueda ser
«iluminada por la Revelación divina y por la fe».(12)
Por ello el Autor afirma repetidas veces una de las tesis
determinantes del planteamiento del libro: «lo propio y específico del êthos
cristiano no hay que buscarlo en el orden de los contenidos concretos del
compromiso moral», sino «en el orden de la cosmovisión que acompaña» esos
contenidos.(13) Sólo a partir de estas afirmaciones se debe entender — como
precisa el Autor — qué significa «la referencia a Jesús de Nazaret en cuanto
horizonte o ámbito nuevo de comprensión y de vivencia de la realidad»,(14) o
bien en qué sentido se sostiene que la fe ofrece un «influjo», un «contexto»,
una «orientación»,(15) un «nuevo ámbito de referencia» y una «dimensión».(16)
Aunque el Autor afirma ocasionalmente que «la Norma decisiva de la ética
cristiana es Cristo» y que «no hay otra norma para el cristiano que el acontecimiento
de Jesús de Nazaret».(17), su intento de fundamentación cristológica no
consigue conceder normatividad ética concreta a la revelación de Dios en
Cristo.(18) La fundamentación cristológica de la ética se admite solamente en
cuanto «redimensiona la normativa intramundana del personalismo de alteridad
política».(19)
La ética cristiana resultante es «una ética influida por la
fe»,(20) pero se trata de un influjo débil, porque se yuxtapone de hecho a una
racionalidad secularizada enteramente proyectada sobre un plano horizontal. En
Moral de Actitudes no se resalta suficientemente la dimensión vertical
ascendente de la vida moral cristiana, y grandes temas cristianos como la
redención, la cruz, la gracia, las virtudes teologales, la oración, las bienaventuranzas,
la resurrección, el juicio, la vida eterna, además de estar poco presentes, no
tienen casi influjo en la presentación de los contenidos morales.
Consecuencia del modelo moral adoptado es la atribución de
un papel insuficiente a la Tradición y al Magisterio moral de la Iglesia, que
se filtran a través de las frecuentes «opciones» y «preferencias» del
Autor.(21) En el comentario a la encíclica Veritatis splendor, de modo
particular, se nota la concepción deficiente de la competencia moral del
Magisterio eclesiástico.(22) Aun informando a los lectores acerca de la
doctrina eclesial, el Autor se separa críticamente de ella al proponer una
solución a los diversos problemas de ética especial, como se verá más adelante.
Se debe señalar, en fin, la tendencia a utilizar el método
del conflicto de valores o de bienes en el estudio de los diversos problemas
éticos, así como el papel desempeñado por las referencias al nivel óntico o
pre-moral.(23) Modos que llevan a tratar reductivamente algunos problemas
teóricos y prácticos, como son la relación entre libertad y verdad, entre
conciencia y ley, entre opción fundamental y acciones concretas, los cuales no
se resuelven positivamente por la falta de una toma de posición coherente del
Autor. En el plano práctico, no se acepta la doctrina tradicional sobre las
acciones intrínsecamente malas y sobre el valor absoluto de las normas que
prohiben esas acciones.
2. Cuestiones particulares
El Autor afirma que los métodos interceptivos, es decir,
aquéllos que actúan después de la fecundación y antes de la anidación, no son
abortivos. Generalmente no se pueden considerar como medios lícitos para
controlar la natalidad,(24) pero son moralmente aceptables «en situaciones de
notable gravedad, cuando es imposible el recurso a otros medios».(25) El Autor
aplica este mismo criterio de juicio a la esterilización, afirmando que en
algunas situaciones no ofrece dificultades morales, «ya que lo que se intenta
es realizar de una manera responsable un valor humano».(26) En ambos casos se
trata de valoraciones contrarias a la enseñanza de la Iglesia.(27)
El Autor sostiene que la doctrina de la Iglesia sobre la
homosexualidad posee cierta coherencia, pero no goza de suficiente fundamento
bíblico(28) y adolece de importantes condicionamientos (29) y ambigüedades.(30)
En ella se encuentran los fallos que pueden advertirse «en todo el edificio
histórico de la ética sexual cristiana». (31) En la valoración moral de la
homosexualidad — añade el Autor — se debe «adoptar una actitud de
provisionalidad», y desde luego «ha de formularse en clave de búsqueda y
apertura».(32) Para el homosexual irreversible un juicio cristiano coherente
«no pasa necesariamente por la única salida de una moral rígida: cambio a la
heterosexualidad o abstinencia total».(33) Estos juicios morales no son
compatibles con la doctrina católica, para la que existe una valoración
perfectamente clara y firme sobre la moralidad objetiva de las relaciones
sexuales entre personas del mismo sexo.(34) El grado de imputabilidad subjetiva
que esas relaciones puedan tener en cada caso concreto es una cuestión diversa,
que no está aquí en discusión.
El Autor sostiene que no se ha probado «la gravedad ex toto
genere suo de la masturbación».(35) Ciertas condiciones personales son en
realidad elementos objetivos de ese comportamiento, por lo «que no es correcto
hacer “abstracción objetiva” de los condicionamientos personales y formar una
valoración universalmente válida desde el punto de vista objetivo».(36) «No
todo acto de masturbación es “materia objetivamente grave”».(37) Sería
incorrecto el juicio de la doctrina moral católica de que los actos
autoeróticos son objetivamente acciones intrínsecamente malas.(38)
Con relación a la procreación responsable, considera el Autor
que ninguno de los métodos actuales para regular los nacimientos reúne una
bondad absoluta. «Es incoherente y arriesgado inclinar la valoración moral por
un método determinado».(39) Aunque el Magisterio de la Iglesia tiene el
cometido de orientar positiva y negativamente el empleo de las soluciones
concretas,(40) en casos de conflicto «seguirá siendo válido el principio básico
de la inviolabilidad de la conciencia moral».(41) Pero incluso fuera de los
casos conflictivos, «la utilización moral de los métodos estrictamente
anticonceptivos ha de ser objeto de responsable discernimiento de los
cónyuges».(42) Entre los diversos criterios ofrecidos por el Autor para guiar
ese discernimiento, (43) no se encuentra el valor objetivo y vinculante de la
norma moral contenida en la Humanae vitae (44) y en los demás documentos del
Magisterio pontificio anteriores (45) y posteriores a ella. (46)
Sobre la fecundación in vitro homóloga el Autor se separa de
la doctrina eclesial. (47) «Por lo que respecta a la fecundación completamente
intraconyugal (“caso simple”), creemos que no puede ser descartada...».(48) Si
se neutraliza todo lo posible la probabilidad de riesgos para el nascituro, si
existe una razonable proporción entre los fracasos y el éxito fundadamente
esperado, y se respeta la condición humana del embrión, «la fecundación
artificial homóloga no puede ser declarada en principio como inmoral».(49 )
Sobre otros problemas de moral especial, Moral de Actitudes
contiene juicios ambiguos. Es el caso, por ejemplo, de la inseminación
artificial por parte de personas casadas con semen de un donador,(50) o bien el
de la fecundación in vitro heteróloga(51) y el aborto. Es verdad que el autor
da una valoración moral negativa del aborto en términos generales, pero su
posición acerca del aborto terapéutico es ambigua:(52) al sostener la
posibilidad de ciertas intervenciones médicas en algunos casos más difíciles, no
se entiende claramente si se está refiriendo a lo que tradicionalmente se
llamaba «aborto indirecto», o si en cambio admite también la licitud de
intervenciones no comprendidas en la categoría tradicional mencionada. No menos
ambigua es su posición sobre el aborto eugenésico.(53) Por lo que se refiere a
las leyes abortistas, el Autor explica correctamente que el aborto no se puede
considerar como contenido de un derecho individual,(54) pero a continuación
añade que «no toda liberalización jurídica .del aborto es contraria
frontalmente a la ética».(55) Parece que se refiere a las leyes que permiten
una cierta despenalización del aborto.(56) Pero, dado que existen diversos
modos de despenalizar el aborto — algunos de los cuales equivalen, en la
práctica, a su legalización, mientras que ninguno de los demás es, en todo
caso, aceptable según la doctrina católica(57) — y que el contexto no es
suficientemente claro, al lector no le es posible entender qué tipo de leyes
despenalizadoras del aborto se consideran «no contrarias frontalmente a la
ética».
La Congregación para la Doctrina de la Fe, considerando con
satisfacción los pasos dados por el Autor y su disponibilidad para seguir los
textos del Magisterio, confía en que, mediante su colaboración con la Comisión
Doctrinal de la Conferencia Episcopal Española, se llegue a un manual apto para
la formación de los estudiantes de teología moral.
La Congregación, con esta Notificación, desea al mismo
tiempo animar a los teólogos moralistas a proseguir en el camino de renovación
de la Teología moral, en especial de profundización en la moral fundamental y
de rigor en el método teológico-moral, conforme a las enseñanzas de Veritatis
splendor, y con ese verdadero sentido de responsabilidad eclesial.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en el transcurso de la
Audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto el 9 de febrero de 2001, a la
luz de los pasos dados, ha confirmado Su aprobación a la presente Notificación,
decidida en la Sesión Ordinaria del Dicasterio, y ha ordenado que sea
publicada.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina
de la Fe, el 22 de febrero de 2001, Fiesta de la Cátedra de San Pedro Apóstol.
+ Joseph
Card. Ratzinger
Prefecto
+ Tarcisio
Bertone, S.D.B.
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario
1 Moral de Actitudes, I. Moral fundamental, Editorial PS,
Madrid 1990, 8ª ed. (ampliada y refundida en su totalidad) 902 pp. [trad. it.
Manuale di etica teologica, I. Morale fondamentale, Cittadella Editrice, Assisi
1994, 958 pp.] (se cita Ma I según la edición española, indicando después el
número de la página de la edición italiana precedido del signo = ).
2 Moral de Actitudes, II-1.ª Moral de la persona y bioética
teológica, Editorial PS, Madrid 1991, 8ª ed., 797 pp. [trad. it. Manuale di
etica teologica, II-1.ª Morale della persona e bioetica teologica, Cittadella
Editrice, Assisi 1995, 896 pp.] (se cita Ma II/1 según la edición española,
indicando después el número de la página de la edición italiana precedido del
signo = ).
3 Moral de Actitudes, II-2.ª Moral del amor y de la
sexualidad, Editorial PS, Madrid 1991, 8ª ed., 662 pp. [trad. it. Manuale di
etica teologica, II-2.ª Morale dell’amore e della sessualità, Cittadella
Editrice, Assisi 1996, 748 pp.] (se cita Ma II/2 según la edición española, indicando
después el número de la página de la edición italiana precedido del signo = ).
4 Moral de Actitudes, III. Moral social, Editorial PS,
Madrid 1995, 8ª ed. 1015 pp. [trad. it. Manuale di etica teologica, III. Morale
sociale, Cittadella Editrice, Assisi 1997, 1123 pp.] (se cita Ma III según la
edición española, indicando después el número de la página de la edición
italiana precedido del signo = ).
5 Diccionario de ética teológica, Editorial Verbo Divino,
Estella (Navarra) 1991, 649 pp. (se
cita Det).
6 Ma I, p.
266 = 283; cfr. Ma I, pp. 139 = 147-148, 211-215 = 222-226.
7 Ma I, p.
260 = 276; cfr. Ma I, pp. 260-284 = 276-301.
8 Cfr. Juan Pablo II, Enc. Veritatis splendor (6 de agosto
de 1993), especialmente nn. 36-37: AAS 85 (1993) 1162-1163.
9 Cfr. Ma I, p. 213 = 224.
10 Cfr. S. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I-II, q. 100,
a. 2, c.
11 Cfr. Enc. Veritatis splendor, nn. 36. 42-45: AAS 85
(1993) 1162-1163. 1166-1169.
12 Enc. Veritatis splendor, n. 44: AAS 85 (1993) 1168-1169.
13 Ma I, p. 203 = 214; la misma afirmación se encuentra en
Ma II/1, pp. 131 = 140 y 139 = 148, Ma III, pp. 99-100 = 107-108 y en Ma I, p.
99 = 103 referida a la Sagrada Escritura; compárese el conjunto con Enc.
Veritatis splendor, n. 37: AAS 85 (1993) 1163: «En consecuencia, se ha llegado
hasta el punto de negar la existencia, en la divina Revelación, de un contenido
moral específico y determinado, universalmente válido y permanente: la palabra
de Dios se limitaría a proponer una exhortación, una parénesis genérica, que luego
sólo la razón autónoma tendría el cometido de llenar de determinaciones
normativas verdaderamente “objetivas”, es decir, adecuadas a la situación
histórica concreta».
14 Ma I,
pp. 203-204 = 214.
15 Ma I,
pp. 192-193 = 202-203.
16 Ma I, p.
274 = 291.
17 Ma I, p.
452 = 476.
18 Cfr. Ma
I, pp. 268-270 = 285-287.
19 Ma I, p. 275 = 291.
20 Ma I, p. 192 = 202-203.
21 Cfr. por ejemplo Ma I, pp. 260 = 276; 789-790 = 837-839;
816 = 872; 848 = 904; Ma II/1, pp. 400-403 = 434-437; 497 = 550-551; 597 =
660-661; Ma II/2, pp. 189 = 202; 191 = 204; 263 = 311; 264 = 312; 495 = 553.
22 Cfr. Conc. Vaticano II, Lumen gentium, 25; Congregación
para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum veritatis (24 de mayo de 1990), 16: AAS
82 (1990) 1557. Se vea la posición del Autor en La propuesta moral de Juan
Pablo II. Comentario teológico-moral de la encíclica Veritatis splendor, PPC,
Madrid 1994, especialmente pp. 24-26; 29; 54; 76-78; 82; 89-90; 94-95; 98; 102;
116; 120; 130-131; 136; 167. Se vea también Ma I, pp. 80 = 82-83; 145 = 154;
Det, pp. 362-365 y Manuale di etica teologica, I. Morale fondamentale,
Cittadella Editrice, Assisi 1994, pp. 142-145 (estas páginas, dedicadas a la
encíclica Veritatis splendor, son posteriores a la edición española, y se
encuentran sólo en la edición italiana).
23 Cfr. por ejemplo Ma I, p. 468 = 492.
24 Ma II/2, p. 574 = 651.
25 Ma II/2, p. 574 = 651.
26 Ma II/1, p. 641 = 714; cfr. también Ma II/2, p. 575 =
652, donde la esterilización es considerada una «solución adecuada» para
algunos casos, y Det, p. 225, donde se afirma que en algunas ocasiones la
esterilización será el «único método aconsejable».
27 Cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. De
abortu procurato (18 de noviembre de 1974), nn. 12-13: AAS 66 (1974) 737-739;
Juan Pablo II, Enc. Evangelium vitae (25 de marzo de 1995), n. 58: AAS 87
(1995) 466-467. Para la esterilización, cfr. PABLO VI, Enc. Humanae vitae (25
de julio de 1968), n. 14 y las fuentes allí citadas: AAS 60 (1968) 490-491;
Congregación para la Doctrina de la Fe, Resp. Circa sterilizationem in
nosocomiis catholicis (13 de marzo de 1975): AAS 68 (1976) 738-740; Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 2399.
28 Cfr. Ma II/2, pp. 266-267 = 314-315.
29 Cfr. Ma II/2, p. 267 = 315.
30 Cfr. Ma II/2, p. 268 = 316; también Det, pp. 294-295.
31 Ma II/2, p. 268 = 316; cfr. pp. 268-270 = 316-318.
32 Ma II/2, pp. 281-282 = 330.
33 Ma II/2, p. 283 = 332.
34 Cfr. Rm 1, 24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tm 1, 10; Congregación
para la Doctrina de la Fe, Decl. Per-sona humana (29 de diciembre de 1975), n.
8: AAS 68 (1976) 84-85; Carta Homosexualitatis problema (1 de octubre de 1986),
nn. 3-8: AAS 79 (1987) 544-548; Catecismo de la Iglesia Católica, nn.
2357-2359. 2396.
35 Ma II/2, p. 324 = 374.
36 Ma II/2, p. 330 = 381; cfr. también Det, p. 45.
37 Ma II/2, p. 332 = 382.
38 Cfr. Decl. Persona humana, n. 9: AAS 68 (1976) 85-87;
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2352. Cfr. también LEÓN IX, Carta Ad
splendidum nitentis, año 1054: DH 687-688.
39 Ma II/2, p. 576 = 653.
40 Cfr. Ma II/2, p. 576 = 653.
41 Ma II/2, p. 576 = 653.
42 Ma II/2, p. 576 = 653.
43 Cfr. Ma II/2, pp. 576-577 = 653-654.
44 Cfr. Enc. Humanae vitae, nn. 11-14: AAS 60 (1968)
488-491.
45 Cfr. las fuentes citadas en Enc. Humanae vitae, n. 14:
AAS 60 (1968) 490-491.
46 Cfr. Juan Pablo II, Exhort. Apost. Familiaris consortio
(22 de noviembre de 1981), n. 32: AAS 74 (1982) 118-120; Catecismo de la
Iglesia Católica, nn. 2370 y 2399. Cfr. también Ma II/2, pp. 571-573 = 648-650.
47 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum
vitae (22 de Febrero de 1987), n. II, B, 5: AAS 80 (1988) 92-94.
48 Ma II/1, p. 597 = 660.
49 Ma II/1, p. 597 = 661.
50 Cfr. Ma II/1, p. 586 = 649 y Det, p. 315.
51 Cfr. Ma II/1, p. 597 = 660.
52 Cfr. Ma II/1, p. 403 = 437.
53 Cfr. Ma II/1 p. 403 = 437-438.
54 Cfr. Ma II/1, p. 412 = 454.
55 Ma II/1, p. 412 = 454.
56 Cfr. Ma II/1, p. 408 = 442. 444.
57 Cfr. Decl. De abortu procurato, nn. 19-23: AAS 66 (1974)
742-744; Enc. Evangelium vitae, nn. 71-74: AAS 87 (1995) 483-488.
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